ALLÍ ESTÁS MADRE MÍA
En la voz de la alondra que se eleva al espacio
Y que oculta a los cielos con su canto de amor,
En la piedra preciosa coronada en topacio;
En la crema purpura que corona la flor.
En el alba que punta su color de escarlata
Que ilumina y despeja la penumbra de ayer;
En el véspero ardiente que en sus hilos de plata
Ve fundiendo las horas del atardecer.
En la dulce sonrisa que se cuela de pena,
En la mueca de pena que se cuaja en sonrisa,
En la calma que arrulla y si arrullo que calma.
Allí estás madre mía de amorosa cadena,
En la gota que amarga va rodando de prisa,
En el alma del verso y en el verso del alma.
En el viento que recio va tornándose en brisa
En brisa que tierna se convierten caricia.
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